Capítulo 3- En Defensa de las Habilidades Blandas
En Defensa de las Habilidades Blandas
La tasa de excelencia
Tuve la suerte de contar con los modelos de aptitud para 181 puestos diferentes, extraídos de 121 empresas y organizaciones del mundo entero, que suman millones de trabajadores. Los modelos se presentaban lo que, según la gerencia de cada organización, captaba el perfil particular de excelencia para un puesto dado. Al aplicar este método a los 181 modelos de competencia que había estudiado, descubrí que un 77% de las aptitudes consideradas esenciales para un desempeño efectivo eran aptitudes emocionales. Una vez más las aptitudes resultaron ser dos veces más importantes que el intelecto puro y la pericia como contribución a la excelencia.
La ventaja en el Liderazgo
La aptitud emocional es importante sobre todo en el liderazgo, papel cuya esencia es lograr que otros ejecuten sus respectivos trabajos con más efectividad. Es posible evaluar la aptitud o ineptitud emocional del líder por el aprovechamiento o derroche que hace la organización de los talentos de que dispone. Manejar una situación emocional requiere las capacidades necesarias para resolver los problemas de raíz: establecer rápidamente entendimiento y confianza, saber escuchar, ser capaz de persuadir con una recomendación. Se necesitan facultades tales como el conocimiento de uno mismo, la posibilidad de ver las cosas en perspectiva y cierto porte, para ser la persona en que todos los presente van a confiar.
La Regla Básica
Solo una facultad cognitiva distinguía a los trabajadores estelares del promedio: el reconocimiento de patrones, esa visión del panorama amplio que permite a los líderes captar las tendencias significativas del torrente de información que los rodea y proyectarse estratégicamente hacia el futuro. Esta excepción, la superioridad intelectual o técnica no desempeña papel alguno para triunfar como líder. En los planos ejecutivos más altos, todo el mundo necesita habilidades cognitivas, hasta cierto punto, pero una mejor puntuación en ellas no convierte a nadie en líder estelar.
El Valor de la Magia
Dado que las aptitudes emocionales componen, cuanto menos, dos tercios de un desempeño sobresaliente, los datos sugieren que la línea de base de cualquier organización aumenta considerablemente su valor si halla a personas dotadas de esas facultades o las alimenta en los empleados que ya tiene. Un cálculo aproximado del valor económico añadido por esos ejemplos proviene de un importante análisis realizado sobre millares de trabajadores pertenecientes a todo tipo de actividades. Descubrieron que ese valor aumenta con la complejidad del trabajo.
La Aptitud Rinde más en la Cima
En la medida en que la aptitud emocional fomente logros tan destacados, es comprensible que rinda más en la cima. El desempeño de los ejecutivos, debido a su influencia financiera, tiene consecuencias económicas mucho mayores que las de los empleados que trabajan a sus órdenes. En su caso extremo, un gerente muy hábil puede multiplicar por millones las ganancias de una compañía grande, mientras que un torpe puede llegar a hundirla.
El Punto Revelador
Las aptitudes vienen en grupos. Para lograr un desempeño excelente no basta con poseer una o dos aptitudes, sino dominar una combinación. David McClelland descubrió que las estrellas no se destacan sólo en iniciativa o influencia, sino digamos que tienen puntos fuertes en todos los aspectos, incluidas aptitudes de los cinco aspectos de la inteligencia emocional: conocimiento de uno mismo, autodominio, motivación, empatía y habilidad social.
Cuando la Rotación Debilita la línea de base
Así como la aptitud emocional tiene un obvio valor agregado, así también el déficit en esas aptitudes tiene un precio alto en la rotación de personal. Lyle Spencer calcula que el costo real de una empresa por la rotación de un empleado equivale a un año entero de sueldos. Cuando las organizaciones pierden muchos empleados, aun en los estamentos de salarios más bajos, los costos reales pueden ser elevados.
Talentos para estos tiempos: la visión global
Quienes fracasaban tenían, casi siempre, gran pericia y alto CI. En todos los casos, la debilidad fatal estaba en la inteligencia emocional: arrogancia, demasiada fe en el poder del cerebro, incapacidad de adaptarse a los cambios económicos de esa región, que en ocasiones son desorientados y desdén por la colaboración o el trabajo de equipo.
Se Necesita Personal: Técnicos con pasión e intuición
Estos descubrimientos han fomentado un creciente movimiento en los colegios de graduados, a fin de garantizar que los ingenieros y científicos en ciernes salgan al mundo laboral mejor dotados en cuanto a facultades de inteligencia emocional. Las habilidades que los ingenieros necesitarán en el futuro son diferentes de las que se han inculcado.
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