CAPITULO 6
CAPITULO 6: LO QUE NOS MUEVE
Amar lo que rinde
Quienes están en flujo suelen hacer que lo difícil parezca fácil, por un aspecto externo que refleja lo que sucede en el cerebro. El flujo presenta una paradoja neural: aunque estemos concentrados en una tarea muy exigente, el cerebro opera con un mínimo de actividad y gasto de energía, Pero durante el flujo, esos impulsos presentan un patrón eficiente y exacto .. El resultado es una disminución general de la excitación cortical, aun cuando la persona esté dedicada a una tarea sumamente compleja.
Presencia psicológica
Cuando alguien está presente en este sentido, concentra toda su atención en la tarea y así logra su mejor desempeño. A los ojos de otros parecen accesibles y dedicados; aportan plenamente sus ideas creativas, su energía y sus intuiciones. Su opuesto, la ausencia psicológica, es demasiado conocida, merced a quienes cumplen con su trabajo mecánicamente, con obvio aburrimiento o sin prestar atención. En cierto sentido, es como si no estuvieran. La recepcionista de esa misma firma de arquitectos, que detesta su trabajo, lo expresa así: "Sentarse aquí, adelante, a sonreír, escribir a máquina y mostrarse cordial; es una estupidez, un papel sin importancia, que no me brinda ninguna satisfacción. Estas ocho o nueve horas son una pérdida de tiempo".
Mejorar cada vez más
Cuando un trabajo carece de flujo, hasta el éxito puede provocar un curioso mal: lo que antes era estimulante se vuelve aburrido. Una vez que se ha dominado un trabajo, el peligro de estancarse aumenta marcadamente. Esto podría explicar por qué la madurez es notoria en cuanto a cambios de carrera."En la madurez de la vida y de la carrera te vuelves intranquilo; esa inquietud puede tener repercusiones enormes en tu vida laboral", dice un psicólogo que asesora a ejecutivos. "Empiezas a atender a quienes te ofrecen trabajo, aunque no necesitas otro empleo. A dedicar tiempo y atención a una pequeña empresa que iniciaste como actividad lateral.
El estrés bueno: el desafío de la atención
El eustrés, "estrés bueno", hace referencia a la presión que nos induce a la acción. Su neuroquímica es reveladora. Cuando nos dedicamos positivamente a un desafío, el cerebro se remoja en un baño de catecolaminas y otras sustancias, activadas por el sistema suprarrenal. Estos elementos bioquímicos incitan al cerebro a mantenerse atento e interesado, hasta fascinado, y lo energizan para 1m esfuerzo sostenido. La motivación intensa es, literalmente, un "torrente de adrenalina".
Afiliación: la gente como motivación
blecer vínculos. La necesidad de éxito es una de las más frecuentes entre quienes presentan lm desempeño estelar. La necesidad de afiliación, en cambio, se presenta con menos frecuencia, salvo en las profesiones de servicio, como la enfermería, la medicina y la enseñanza. Pero el interés por la afiliación (un auténtico disfrute del prójimo) es también un elemento clave del éxito, no sólo para los mejores enfermeros y maestros, sino también para quienes manejan las relaciones con los clientes
La neurología de la motivación
Los motivos guían la conciencia hacia las oportunidades que buscan. La amígdala es parte de una "puerta neural" por la que penetra aquello que nos importa y es evaluado por su valor como incentivo.1s Es la cámara compensadora que ordena nuestras prioridades. Quienes padecen enfermedades cerebrales o sufren algún trauma que los priva de la amígdala, dejando intacto el resto del cerebro, presentan un trastorno de motivación. Son incapaces de distinguir entre lo que les interesa más y lo irrelevante, lo conmovedor y lo que los deja fríos. Todos los actos tienen el mismo valor emocional; por ende, son neutrales. El resultado es una apatía paralizante o una indiscriminada permisividad para los apetitos.
El riesgo calculado
Esta estrategia de riesgo hace que los grandes realizadores presten atención a las mediciones del desempeño. Son capaces de especificar: "Cuando me hice cargo teníamos una eficiencia del 20%; ahora es del 85%" . A menudo basan sus decisiones en cuidadosos análisis de costo contra beneficio que les permiten aceptar riesgos calculados.
La pasión por la crítica constructiva
cuando se trata de fijarse objetivos, las personas con escaso afán de logro son poco exigentes o faltas de realismo, pues procuran tareas demasiado fáciles o de una ambición desmedida. De igual modo, los supervisores carentes de esta habilidad crean un clima de trabajo en el que los objetivos son confusos y la gente no conoce claramente su responsabilidad, el límite de su autoridad ni sus objetivos laborales, siquiera. No brindan críticas constructivas a sus empleados ni les dicen qué se espera de ellos.
La búsqueda de información y eficiencia
Quienes carecen de esta aptitud se conforman con la información que les llega por casualidad o consultan sólo las fuentes de datos más obvias, fáciles de conseguir. En los ejecutivos, esta necesidad de saber puede adquirir la forma de "gerenciamiento por paseo incesante", fomentar los contactos impulsivos o las reuniones informales con personas de todos los niveles. Esa amplia información reunida minimiza las sorpresas desagradables y maximiza la probabilidad de detectar oportunidades posibles.
Ciudadanía orgánica
Los comprometidos son los ciudadanos modelo de cualquier organización. Son los que llegan un poco más allá. Y como guijarros en un estanque, desatan ondas de buenos sentimientos a través de toda la empresa. Los empleados que se sienten fuertemente comprometidos con la organización soportarán, si es necesario, condiciones de trabajo sumamente estresantes: horarios prolongados, presiones de tiempo y cosas por el estilo, por pura devoción a las metas colectivas. Un alto compromiso permite que los empleados florezcan bajo desafíos y presiones que resultarán onerosas a aquellos de menor lealtad. En cierta agencia federal, los administradores más comprometidos
Los no comprometidos
Los empleados que se consideran más visitantes que residentes en una empresa suelen mostrarse muy poco comprometidos. Pero la misma actitud se detecta entre quienes llevan muchos años en una organización. Si un empleado siente rencor por estar mal pago o porque la empresa se aprovecha de él, es seguro que no se comprometerá mucho con sus objetivos generales. Lo mismo sucede con quienes se consideran aislados y desconectados de las decisiones que influyen sobre su trabajo.
Maneras de aprovechar el día
Esta visión a distancia puede llevar a tomar medidas cuando nadie más lo cree necesario. Para eso se requiere cierto valor, sobre todo cuando los demás se oponen. Los líderes estelares de las agencias federales de investigación científica, por ejemplo, imploran al escéptico Congreso los fondos básicos que, en un futuro lejano, podrían proporcionar nuevas curas para ciertas enfermedades.
Esperanza y perseverancia
La falta de iniciativa tipifica a quienes sienten cierta desesperanza, pensando que, por mucho que hagan, no cambiarán nada. Como los amigos de infancia de ese químico, no se empeñan. Se consideran víctimas, pasivos peones en el juego de la vida, antes que amos de su propio destino. Ese hombre puede deber más de lo que piensa a las lecciones de resistencia aprendidas de su tía y sus abuelos, pero quienes tienen iniciativa, cualesquiera sean sus raíces, piensan que con sus propios actos pueden cambiar el futuro.
Demasiada iniciativa
Los jefes que toman a su cargo los detalles menores, en vez de dejarlos por cuenta de los subordinados, parecen tener iniciativa, pero carecen de una conciencia básica del efecto que sus actos pueden tener sobre otros. La iniciativa sin empatía (o sin tener noción del panorama amplio) puede ser destructiva y tipifica a los ejecutivos de mal desempeño.
Persistir ... y rebotar
La aptitud clave, en este caso, es el optimismo, que se articula sobre nuestra manera de interpretar los contratiempos. Un pesimista, como el primer ejecutivo, toma cada revés como confirmación de que hay en él un defecto fatat imposible de cambiar. El resultado neto de una actitud tan derrotista es, desde luego, la desesperanza y la impotencia: si uno está condenado a fracasar, ¿para qué esforzarse? Los optimistas, por el contrario, toman cada revés como resultado de factores que ellos pueden alterar. Como el segundo ejecutivo, saben reaccionar ante un contratiempo con una solución positiva.
Optimismo y esperanza
La esperanza es crucial cuando se asume una tarea difícil; las expectativas positivas suelen resultar sumamente benéficas en los trabajos más difíciles, en los que el optimismo puede ser una estrategia laboral pragmática
Felicitaciones buen trabajo. Gracias por seguir las instrucciones
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